Peregrin Tuk, más conocido como Pippin, es uno de los personajes principales de la novela El Señor de los Anillos, del escritor británico J. R. R. Tolkien. Nacido en el año 1390 según el Cómputo de la Comarca, era un hobbit de la Comarca, hijo del thain Paladin II. Se trataba de un hobbit de la rama de los albos. Tenía el pelo castaño y muy rizado, y era más alto y delgado que la media de los hobbits. Pese a su juventud (29 años, siendo 33 la mayoría de edad en la Comarca) acompañó a Frodo Bolsón, Samsagaz Gamyi y Meriadoc Brandigamo en su misión de llevar el Anillo Único hasta Rivendel, para luego formar parte de la Compañía del Anillo, que se mantuvo unida hasta los rápidos del Rauros; protagonizando, luego, numerosas historias del desarrollo argumental posterior de El Señor de los Anillos.
Pippin, al igual que Sam, fue uno de los personajes más valorados por la crítica de la obra de Tolkien; a menudo se lo toma como «el más curioso e irreflexivo» de los cuatro hobbits de la Compañía, es decir, muy infantil y poco inteligente, cuando en realidad era el más joven, pero no un inmaduro, y mucho menos un tonto.
Contaba con gran sentido del humor, superaba muchas dificultades y su indomable sentido común lo hacía adaptarse, rápidamente, a cualquier contexto y sacarle el jugo al enorme cúmulo de nuevas experiencias que le tocó vivir. Querido y apreciado por todos, solía darle muchos dolores de cabeza al mago Gandalf.
Dueño de una fina ironía era capaz de arrancar una sonrisa a cualquiera, como así también, aflojar un poco la tensión en una situación embarazosa; resolvía los problemas que le tocaban en suerte con destreza, habilidad e inteligencia; y era, como todo hobbit, un amante de la buena mesa, y si era variada y seguida, mejor. Su personalidad lo mostraba muy parecido al Bilbo de la misión a Erebor.
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